Otro motivo para preferir California, es que para un melómano en grado superlativo (como se jacta de serlo su servidor), la oportunidad de visitar cuantas veces se pueda Amoeba Music, en el 6400 de Sunset Boulevard (casi en el meritito corazón de Hollywood), es una oportunidad que nuca se debe dejar pasar. En este templo del coleccionista enfermo, he encontrado ejemplares tan inauditos como el vinyl original de "Bela Lugosi´s Dead" de Bauhaus, la edición original italiana del “Profondo Rosso” de Goblin (con la portada doble, con la bailarina de la portada en cartoncito desplegable), la caja del dvd editada por David Lynch de su “Eraserhead” y demás tesoritos por el estilo.
Y como cereza en el pastel, un día antes del esperado concierto, en el “Paseo del Rock” del Guitar Center de Hollywood, Iron Maiden plasmaría sus manos en una placa de cemento. Por lo tanto esa tarde hubo varios cientos de metaleros, que llegaron desde temprano y desde varios puntos del planeta, con la esperanza de presenciar el evento. Sin embargo, la multitud llegó a ser tan numerosa que hubo varios conatos de bronca con la policía.
De tal forma, el sábado 20 de agosto por la mañana, Ponchito y el Diablo se encaminaron por la legendaria ruta 66, con dirección a San Bernardino. Esa misteriosa carretera que cruza la nación norteamericana, de la costa este a la oeste, y que como por pura tradición es aún conservada, es la que nos llevó de manera extraña e incómoda (en contraflujo a un ladito de los impresionantes freeways californianos), hacia nuestro destino. Y en algún punto del desierto topamos con un letrerito, que nos indicaba dar vuelta hacia la derecha para llegar al Glenn Helen Park.
Este parque es una especie de reserva ecológica en medio de las montañas y es también un santuario para el rockero enterado, ya que en este lugar se llevó a cabo en 1983 el US Festival. Este festival de antología duró varios días, durante los cuales se presentaron artistas y grupos de la talla de David Bowie, Ramones, The Clash, Pat Benatar, Pretenders y U2 entre muchos otros. Y entre tal buffet, los organizadores tuvieron a bien dedicar un día exclusivo al heavy metal, el género musical más popular del momento. Durante esa jornada actuaron Quiet Riot, Mötley Crüe, Ozzy Osbourne, Triumph, Judas Priest, Scorpions y los estelares Van Halen. Es por eso que también presenciar esta edición del Ozzfest en tal lugar, se antojaba memorable.
Finalmente ya en el territorio, percibíamos que por la cantidad de gente que llegaba a estacionarse al pie de las montañas, ese día iba a ser inolvidable. El calor era inclemente y contrario a lo ágil y organizado que comúnmente es acceder a este tipo de eventos en los Estados Unidos, en esta ocasión nos recibieron unas largas filas de acceso. Entonces sin más remedio nos formamos y observamos que al llegar a las puertas, todo el mundo se quitaba hasta los zapatos y la revisión era extrema. Ya en turno, nos revisaron de pies a cabeza y confiscaron todas las monedas. A ponchito le recogieron un sándwich de huevo que llevaba y sus goomies. Recuerdan esas pulseritas hechas con unas rodajitas de plástico amarradas entre sí? Pues así de peligrosa se la quitaron.
Al entrar, nos recibió el inmenso anfiteatro aún vacío, pues las actividades en él aún no comenzaban. Por lo tanto nos dirigimos hacia una explanada ubicada al lado del escenario principal, en la que estaba por comenzar la actuación de Mastodon. Y entre la multitud, pasaron a nuestro lado Mike Ammot y Angela de Arch Enemy, quienes con actitud de inalcanzables ya se retiraban de la carpa de autógrafos.
Han de saber que el diablo es entusiasta de Rob Zombie, quien ese día sería el acto estelar en el escenario alterno del Ozzfest. Sin embargo el afán por estar una vez más frente a frente con Tony Iommi, nos llevó a montar guardia desde temprano a las puertas del anfiteatro, para ser de los primeros en entrar. Algo que por cierto, no parece quitarle el sueño al público estadounidense. Y así fue, en cuanto abrieron fuimos los primeros en entrar y aún así corrimos para apoderarnos del lugar justo enfrente de los monitores del lado izquierdo. Todos los demás comenzaban a amontonarse frente al centro del escenario.
Han de saber que el diablo es entusiasta de Rob Zombie, quien ese día sería el acto estelar en el escenario alterno del Ozzfest. Sin embargo el afán por estar una vez más frente a frente con Tony Iommi, nos llevó a montar guardia desde temprano a las puertas del anfiteatro, para ser de los primeros en entrar. Algo que por cierto, no parece quitarle el sueño al público estadounidense. Y así fue, en cuanto abrieron fuimos los primeros en entrar y aún así corrimos para apoderarnos del lugar justo enfrente de los monitores del lado izquierdo. Todos los demás comenzaban a amontonarse frente al centro del escenario.
La historia del cartelito famoso.
Como ustedes deben de saber, a finales de la década de los sesenta, en Inglaterra el guitarrista más respetado y venerado era Eric Clapton. Y fue entonces que a alguno de sus seguidores, se le ocurrió la puntada de hacer un graffiti que decía: “Clapton is God (Clapton es Dios)”. De tal forma ese slogan se convirtió en un parámetro, contra el que de ahí en adelante cualquier guitarrista se habría de enfrentar. Hablamos de grandes ligas por supuesto.
Entonces todo guitarrista, por ende aspiraba a ser Dios.
Sin embargo el Diablo, desde hace muchos años pensó que Tony Iommi podría ser cualquier cosa excepto Dios y entonces que se le ocurre la infame frase de: “Iommi is not God... is the Devil (Iommi no es Dios... es el Diablo)”. Y entonces durante alguno de los conciertos que su servidor ha presenciado de Black Sabbath, se le ocurrió ponerse a manufacturar (de la manera más artesanal e improvisada), el famoso cartelito. Y mientras en el escenario estaba Black Label Society, realicé la primer versión con una hoja y una pluma a la que casi se le acabó la tinta. Recuerdo que la sorpresa de mis amigos y de la gente de seguridad era tal, que hasta se asomaban a ver que demonios escribía sobre la vaya de seguridad, en lugar de atender al guarro de Zakk Wylde y sus constantes escupitajos. Ya más tarde, durante el momento estelar, Tony Iommi sonreía apenado y agradecía cada ocasión que le mostraba el papel y Ozzy Osbourne se carcajeaba mientras lo señalaba y las cámaras lo mostraban ante el auditorio por las pantallas. Al final de ese concierto, uno de los asistentes de Iommi se acercó y me preguntó si les podía obsequiar el cartel y asumiendo que seguramente fue el maestro quien envió a por él, accedí de inmediato recibiendo un puño de plumillas a cambio.
Por eso es que de nueva cuenta, ahora en San Bernardino, tuve que hacer un cartelito nuevo con la misma leyenda.
Y para continuar con lo ocurrido ese día, a continuación usaré la reseña que en su momento se publicó en La Mosca en la Pared:
“Del esperado concierto se auguraba lo mejor, dado que la banda de Steve Harris en muy pocas ocasiones había accedido a compartir el cartel, ya que el éxito de Iron Maiden los ha llevado a presentarse por sí solos y con gran éxito en los recintos más importantes del mundo. Sin embargo Bruce Dickinson declaró recientemente que formando parte del Ozzfest buscarían cautivar a las audiencias jóvenes de los Estados Unidos de Norteamérica. pedo
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Este día ante la mayor audiencia de la gira (45, 000 personas), In Flames dio una cátedra del mejor metal europeo, incómodamente colocados dos lugares por debajo de sus imitadores Shadow´s Fall. El infaltable Zakk Wylde y su sociedad de la etiqueta negra, ahora se desbordó en tributos a su desaparecido compadre Dimebag Darrell, con su siempre efectivo heavy guarro y escupiendo hasta para su cabeza.
Y cuando creíamos haber presenciado cosas malas en la vida, llegó Mudvayne para confirmar que nunca hay que creer conocer todo de la misma. Con exactitud conocimos de este grupete un nuevo nivel de lo inmundo y del gran poder de la payola. Es indignante pensar que una parte de lo que pagamos por el boleto cubrió tal espectáculo. Y por el estilo estuvieron los de Slipknot, pero con la diferencia de que ahora sí había algún sectorcito aullando con sus payasadas(en el estricto sentido de la palabra).
El momento estelar había llegado y la pasión se había desbordado tan pronto sonó por los altavoces el “Doctor, Doctor” de U.F.O. En ese momento un miembro del equipo técnico del Ozzfest (a decir por el gafete que portaba), llevó a tres tipos a todas luces superelevados, al pit de fotógrafos. Inmediatamente estos voltearon hacia quienes nos encontrábamos vitoreando a Maiden, para exigir que lo dejáramos de hacer, pues según decían “ellos han ofendido a Ozzy”. A punto de terminar la cinta de introducción, el mismo tipo llegó corriendo y los sacó con apuración. Y en cuanto Maiden tomó el escenario una lluvia de huevos, vasos, hielos, palomitas y demás basura inundó el entarimado y sus cabelleras. Para entonces los mencionados sujetos se encontraban haciendo su “trabajo” escondiéndose entre la gente del pit del público de entrada general. Ante el desconcierto la banda no hizo más que fajarse y continuar con su set en la manera de lo posible. Al terminar “Murders in the Rue Morgue” Dickinson comenzó a soltar la lengua, vociferando que nunca veríamos ni escucharíamos a Maiden en un reality show, ni en la basura de radio y Mtv estadounidenses. Acto seguido, durante la interpretación de “The Trooper” como es costumbre Dickinson revolotea una bandera Británica, y en ese momento del backstage salió otro sujeto con la cara pintada de bandera norteamericana, ondeando la misma y con el mensaje”Don´t mess with Ozzy” escrito en el pecho.
Para entonces el desconcierto era total, ya que un sector de la audiencia (que no veía la lluvia de proyectiles), por supuesto que tomó de manera negativa la actitud de Dickinson y los que sí veían o entendían la situación tampoco se explicaban porqué Sharon Osbourne (quién más?), había llegado a tan baja resolución. La constante desconexión del equipo de audio interrumpió “Phantom of the Opera” por la mitad y “Halloweed be thy Name“ casi al final, la cual terminó siendo coreada por el público.
Eso sucedió esa calurosa tarde del 20 de agosto de 2005 en San Bernardino, California. Esa fue la (hasta el momento), última gira de Black Sabbath, pues tan solo unos meses después el proyecto de Heaven And Hell comenzaría a fraguarse. Y como dato que les valdrá absolutamente madre, solo les comento que el fotógrafo de Iron Maiden y Black Sabbath era Ross Halfin. Y fue él quien precisamente tomó la famosa fotito del Diablo en acción.
9 comentarios:
Gran historia.
Diablo despierto, esta muy chingon tu blog, solo me gustaria que pusieras posts mas seguido, ya que a veces tardas un poco en escribir, pero todos los post son de 10, quizas te valga madres pero muchas felicidades por tu blog y larga vida al diablo despierto
esoty perdido estoy perdido!!! en la redaccion!?!?! quien escribe el diablo o sus globulos rojos???? JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA........... ERES TU DIABLO????
Esta historia deberían empezar a dibujarla con el logo de huevo-cartoon, y sería la tercera parte de Una Película de Huevas y... una gallina vieja que tiene embrujado a su otrora gran gallo negro que solía comerse las palomas y los muerciélagos, o mínimo arrancarles la cabeza.
Alexey
Que tal Diablo.
Como siempre excelentes anectodas de lo vivido alrededor de Sabbath, estas historias delatan lo afortunado que has sido por ser fan de tu banda favorita.
Como dato adicional que a todo mundo le valdrá madres: la chica de la derecha en la foto de la ruta 66 se llama Nadine Jansen, creo...
jejeje
Órale con lo que comentas Pedro! Pues yo ni idea de eso. Es una actriz o algo por el estilo?
O casualmente la conoces?
Saludos y gracias.
jaja
En realidad no sé que sea. Mmm, creo que lo que más se acerca es "modelo" de esas que enseñan los pechos. Y pues sí, como muchas cosas en la vida, la conocí por casualidad, aunque he tenido oportunidad de ver muchas de sus fotos. Es Alemana.
Saludos
Me gusto lo de la ruta, haaahaha.
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