Hasta la década de los setenta en el rock solo había de dos, los que la hacían y los que no. Aunque dentro de los que sí la hacían también había diferentes niveles de éxito. Y es por eso que en las revistas musicales te encontrabas con un artículo de Elton John y al darle la vuelta a la hoja ahí estaban los Ramones. Alto contraste pues mientras el ahora Caballero británico tenía sobre su piano las más caras y sofisticadas bebidas, los de Nueva York pasaron casi toda su carrera trabajando duro para sobrevivir y medio dormir en mugrosos cuartos de hotel. Y en programas de televisión podías ver el video del más reciente sencillo de Paul McCartney, seguido por uno de The Clash. Y que se entienda que no estamos hablando de números de venta, niveles de influencia y mucho menos de calidad. Así vendieran de su más reciente disco tres millones o 30,000 copias, de alguna manera convivían todos en el mundo musical.
Pero a principios de la década de los ochenta el underground era ya una atractiva opción en el medio musical, tanto para la existencia (y subsistencia), de bandas, así como también para el público significó una nueva y atractiva opción artístico – musical. Para efectos de estas líneas nos referiremos específicamente al mundo del heavy metal, el cual bajo la indiscutible influencia del punk (con su filosofía de hágalo usted mismo), propició el nacimiento de un movimiento que vendría a separar de una vez por todas y para siempre, al rock en niveles de audiencia. Saludemos al heavy metal subterráneo.
Alrededor del mundo se empezó a presentar una ebullición de bandas, integradas por aficionados a las bandas “establecidas” que durante la década anterior se habían encargado de hacer historia, tales como Judas Priest, AC/DC, Scorpions, Thin Lizzy, UFO, Deep Purple, Led Zeppelin y por supuesto Black Sabbath entre varias más. Y como las compañías discográficas se encontraban muy ocupadas tratando de exprimir, hasta la última gota de leche de la ya muy flaca vaca del punk y por otro lado tenían una nueva oleada de música pop que se encontraba otorgándoles muy buenos dividendos, pues nuestros metaleros se encargaron de grabar, editar y distribuir sus discos o cassettes de manera independiente. Y de igual forma se encargaron de promocionarlo y difundirlo a través de correspondencia a nivel mundial. El intercambio de cintas y fanzines (revistas manufacturadas también de manera independiente), estaba a la orden del día.
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Sin embargo a pesar de los motivos y las influencias que generaron este movimiento mundial, hubo para el heavy metal subterráneo un par de chispas que encendieron la mecha que hasta el día de hoy se ha encargado de dar fuego a esa enorme industria llamada heavy metal (el calificativo de subterráneo parece haber sido eliminado). Señoras y señores, una de esas fuerzas es Motörhead y la otra, desde las meras profundidades del infierno, es Venom.
Motörhead es la banda con la que Lemmy Kilmister (desde mediados de la década de los setenta), se atrevió a mandar cualquier regla existente en el rock and roll a la chingada y con ella lo llevó al extremo total. Y Venom simplemente le dio a lo logrado por Lemmy un giro satánico, más vulgar, satánico, blasfemo, espectacular, aún más satánico y abiertamente heavy metalero. Incluso Cronos (bajista, cantante y líder absoluto de Venom), declaró que la de Iron Maiden y Judas Priest era música de mariquitas. No existía para ellos algo más absoluto que Black Sabbath y Motörhead, aunque a Cronos le hacía mucho ruido que de entre la imagen obscura y diabólica de Sabbath, Ozzy terminara gritando: “Oh please God help me!”.
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No vamos a refinarnos una detallada y extensa biografía de la banda de New Castle por que a estas alturas es lo de menos. Pero sí mencionaremos algunos datos de su historia que dejarán muy clara la suma importancia de Venom al heavy metal contemporáneo. A Venom durante sus primeras giras le abrieron bandas como Metallica, Slayer y Exodus (bandas que por supuesto existieron luego de haber escuchado discos como “Welcome To Hell” y “Black Metal” de Venom). En Londres, Venom se negó a dar su primer concierto hasta que pudiera hacerlo en un lugar de renombre y amplio para su despliegue pirotécnico y espectacular; lo cual se dio hasta 1983 en el prestigiado y legendario Hammersmith Odeon. Sin Venom no existirían otras bandas como Hellhammer y Bathory, o sea que no existiría el Black Metal; y entonces ya ni hablemos de Burzum, Immortal, Marduk, Behemot, Cradle Of Filth, Mayhem o Slipknot (de plano para los más chavitos). Y aunque desmarcados estrictamente de la etiqueta black metalera tampoco existiría Megadeth, Napalm Death, Carcass, Sepultura, Sodom, Kreator, Destruction, etc. Es decir que sin duda Venom es al heavy metal subterráneo, lo que Sabbath, Maiden, Judas y Motöhead a su género madre, el heavy metal. Alguien lo duda?
Entonces cómo es que si de alguna manera gracias a la existencia de Venom, muy seguido se presentan diferentes agrupaciones de rock pesado (en cualquiera de sus variantes), en el Circo Volador con moderado éxito de taquilla? (porque de lo contrario los promotores ya no harían conciertos, cierto?), y entonces por qué el sábado pasado ante la presencia de esta leyenda del rock subterráneo solo se congregaron poco más de mil personas?
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De verdad esto del rock esta comenzando a ser una actividad tan poco relevante para el público? Porque el viejo cuento de la crisis, su servidor recuerda conocerlo desde que apenas era un pequeño Diablo y desde entonces créanme que aprendió a vivir con él. A nadie le sobra el dinero y todo mundo trae un teléfono celular (en muchas ocasiones con tecnología de punta), con el que gasta una buena cantidad de dinero principalmente en tonterías. Al menos el Diablo aún no se ha enterado de alguien que haya muerto por falta de un celular o por no poder mandar un mensaje. Y en el último de los casos pues sí esta muy gruesa la situación económica, pero de ella nadie nos va a sacar más que nosotros mismos. Ahora que, lo curioso es que nunca he escuchado argumentos de crisis un viernes en avanzada sesión de peda incondicional.
De verdad era tan irrelevante la innegablemente tardía visita de Venom a nuestro país? De plano sí es más merecido que Arch Enemy, Nightwish, Opeth y Epica llenen dos noches el mismo recinto y que el público de Venom apenas ocupe la parte baja de la vieja sala de cine? O es acaso el Diablo Despierto un amargado y le pone mucha salsa a sus tacos, al esperar que mucha gente siga vibrando como él con el rock?
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Al entrar el sábado pasado al Circo Volador se percibía un ambiente bastante raro, ya que había muy poca agente y no había música de fondo. Y por lo tanto se oía el murmullo y si ponías atención hasta te enterabas de la charla del vecino. El Diablo esperaba encontrarse con el inmenso demonio que adornaba el escenario del Hammersmith Odeon en otros tiempos y en su lugar encontró en tamaño moderado al que ilustra la portada de su más reciente grabación “Hell”. Muchas luces distribuidas por lo alto del escenario, ocho gabinetes Marshall de cada lado del mismo y un andamio detrás de la batería. Es decir, que para las posibilidades del lugar, se antojaba un buen despliegue técnico.
Debido a que no hubo acto abridor, el Diablo cree que no se generó el ambiente de expectativa que comúnmente esta dinámica logra. En esta ocasión la ausencia del preámbulo que da la charla en el lobby del lugar (mientras en el escenario ponen todo a punto), nos mandó a todos en frío ante la esperadísima presencia de estas auténticas satánicas majestades, las cuales en punto de las ocho de la noche se manifestaron.
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Antes del concierto se escuchaba que Cronos estaba enfermo de la espalda y quienes lo habían visto dudaban que se pudiera parar sobre el escenario. Sin embargo sí lo hizo aunque era evidente el trabajo que le costaba. El Pequeño Joaquín asegura que lo vio intentando subirse a las escaleras del andamio sin lograrlo. Y a pesar de eso entregó un concierto de antología. Los dos músicos que lo acompañaron cumplieron, aunque esta claro que Cronos es Venom. La calidad del audio fue pésima y sea de quien sea la responsabilidad (promotor o ingeniero de la banda), creo que al final ante el público el culpable solo es uno. Y me parece que luego de tantos años en el negocio, ese es un detalle que debería de estar ya muy bien pulido.
Pero a pesar de estos inconvenientes nadie escapó de conmoverse al escuchar esas odas satánicas y obscuras, con algo del más elemental thrash metal del que la historia ha podido atestiguar. “Black Metal”, “Welcome To Hell”, “In League With Satan”, “Countess Bathory”, “Witching Hour” y nuevos capítulos negros como “Resurrection”, entre muchos temas más con los que conformaron cien minutos de auténtica misa negra.
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El nombre de Venom esta escrito con letras doradas en el libro sagrado del heavy metal. Y que pena que haya quienes en lugar de venerar y disfrutar al ejemplar completo, se conforman aún con solo unas cuantas de sus hojas sueltas.
El Diablo In League With Satan.
Fotos tomadas por el Diablo.