domingo, 26 de septiembre de 2010

Kiss en México - El regreso del Cirque du Soleil del heavy metal.


Esta creo que no se las habia contado y dado que esta semana regresa el Cirque Du Soleil del heavy metal a México, pues se las platico.

Cuando los Kiss nos visitaron como parte de la gira Alive World Tour (ya con maquillaje), en 1997, su diabólico servidor se encontraba laborando en su primer trabajo en la vida y pues la paga era de baja a significativa. Pero aún así me alcanzó para pagar mi boleto de Kiss, tal y como solemos decir: de los de hasta adelante. Para tal efecto, el Diablo solía pasar la noche formado a las afueras del Palcio de los Deportes, con la firme intención de ser el primero en ser atendido en la taquilla o en su defecto de los primeros. De esta forma se podía asegurar un lugar en las codiciadas primeras filas de los conciertos y quien me conozca de años, sabe que cuando el Diablo dice primera fila, en verdad se esta hablando de la primera fila.

Bajo este método logré comprar mi boleto para la segunda fila del primero de los conciertos y para cuando anunciaron la segunda fecha, fué un viejo amigo que trabajaba en el Palacio de los Deportes, quien me consiguió boletos también para la segunda fila. Ya lo he comentado antes y ahora lo reitero, para el Diablo Kiss es como el kinder del rock, es decir que no es la mayor influencia en tu educación musical y mucho menos la parte que más te nutre, pero de que a huevo todos pasamos por ahí, eso es a huevo. Te guste o no así es.


Ya en el Palacio de los Deportes, durante esas dos noches, la gente de esos asientos eramos conocidos y hasta amigos; muchos porque de verdad nos conocíamos de años atrás y otros porque durante la convivencia para conseguir esos boletos la amistad se había dado. Entonces todos acababamos hechos bola entre la primera fila de asientos y la valla de seguridad, disfrutando de verdad como niños de aquel viejo mito del que solo nos habían platicado: Kiss y su espectáculo.

Del mentado show no voy a platicar, para qué? La anécdota viene a continuación. Para la tercera de las fechas el aún joven Diablo ya no tenía fondos y pues ni modo. Si Kiss no es la banda que te quita el sueño, pues para qué le hacemos a la mamada? Sin embargo al final del segundo concierto, otro viejo amigo el cual trabajaba como staff técnico en el Palacio de los Deportes me preguntó si nos veríamos de nuevo al día siguiente. Mi respuesta fué negativa, ya que no tenía más dinero. Y para mi sorpresa su respuesta fue: “no te preocupes, tu lánzate temprano y yo te ayudo a entrar”. Órale, aun sorprendido y agradecido le dije que yo ya había asistido esos dos días y que mejor le agradecería si ayudaba a mi hermano con esa propuesta. Y me dijo: “No hay problema, lleguen los dos temprano y yo los ayudo”. No se diga más.

Al siguiente dia llegamos puntuales a la cita, a las afueras del Palacio de los Deportes, en la calle trasera justo por donde se llevan a cabo todas las maniobras técnicas y que a su ves sirve de pasillo para la vendimia de recuerdos del evento. Puntual llegó nuestro conecte y nos dijo que solo habia conseguido un pase. Entonces indicó que metería primero a uno y que regresaría despues por el otro. Y fue así que se retiró con mi hermano, mientras yo esperaba ahí. En ese lapso saludaba a todos mis amigos, quienes me preguntaban que ahora en qué lugar de la arena estaría y pues luego de decirles que no tenía boleto, pero que había asistido para ver si encontraba algo y que esperaba al menos poder entrar. Y créanme que fue mucha gente la que me saludo y se retiraba deseándome suerte.

Y continuando con mi espera, a lo lejos ví que se aproximaba un contingente de trajeados bastante peculiar entre la masa de rockeros y heavymetaleros de esa velada. Varios guaruras de más de dos metros de altura, rodeaban a la pequeña figura de lo que parecía ser un gangster como los de las películas. Pero repito, muy chiquito- cuando los tenía frente a mi pude reconocer al gangster de las películas y se trataba ni más ni menos que de Doc McGhee, un verdadero gangster pero del rock, quien en esta ocasión fungía como el flamante manejador de Kiss (quien mucha culpa tiene de que estos se hallan reunido con la alineación original y que hallan desempolvado sus disfraces). La cosa es que fue automático y cuando lo tuve frete a mi, no pude evitar las palabras que salieron de mi boca: “Hola Doc, gusto en conocerte”. Sorprendido el chaparrín (pues a ellos quién los molesta por un autógrafo o algo similar?), me contestó: “Muchas gracias, el gusto es para mí” y repliqué : “Te puedo ayudar en algo, buscas algo en especial?”. Y remató: “No, solo ando viendo. Pero muchas gracias”. Una gentileza inusitada para alguien que traficaba drogas dentro del equipo de las giras de Mötley Crüe y que sin embargo los había elevado al estatus de superestrellas, al igual que ha Scorpions, Bon Jovi, Skid Row, Night Ranger y muchos más. En fín, siguió por su camino y lo vi retirarse en medio de esa escolta de absoluto cuidado, mientras razonaba que de alguna manera me había dado mucho gusto conocerlo y saludarlo.

Espere por varios minutos con la espectativa de si acaso regresaría mi amigo con mi pase al interior del palacio de los Deportes. Y en eso el contingente de guaruras paso de regreso, cuando de nuevo en automático abordé a mi viejo amigo McGhee y le dije: “Hey Doc, disculpa pero... sabes? Estuve trabajando para poder comprar mis boletos de Kiss de los primeros dos días. Pero para hoy no tengo ni un quinto, no tendrás acaso un boleto que me regales?” Yo se que habrá quien diga que qué poca madre de mi parte y créo que yo mismo lo pensaría. Sin embargo lo hice y crénme que de corazón lo único que yo buscaba era entrar al concierto. Nada más. La cosa es que continuando con esa inusitada sencillez me contestó: “No, fijate que no tengo pero... (volteando a su diestra, se dirigió al guarura correspondiente y le preguntó...), tu tráes alguno?” El gorila no contestó una sola palabra, solo asintió al tiempo que sacaba de la bolsa de sus saco un fajo de boletos. Entonces mi grán amigo Doc McGhee me preguntó: “... cuántos necesitas?”. Sobra reiterar que todo esto fué en automático y contesté: “Solo uno”. En ese momento McGhee tomó uno y me lo dió. De inmediato le agradecí y le pregunté: “Quieres que te ayude a traducir algo con los vendedores? Quieres algún souvenir en especial” y contestó: "No, de verdad. Muchas gracias y que disfrutes el show”. Me quedé helado durante varios segundos, mientras vi como se alejaba mi grán amigo y se perdía entre la multitud, sin que nadie más lo reconociera y mucho menos lo molestara. Al mismo tiempo pero al fondo de la calle, Phil Anselmo (el cantante de Pantera, la banda abridora de la noche), se echaba a correr, escapando de los fans, mientras sus asistentes aventaban un puño de plumillas al aire para distraer a la perrada.

De nuevo regresando a mi asunto, hasta entonces tuve curiosidad de revisar el boleto que me acababan de regalar: Sección A1, fila A, asiento 20 ( me parece, no recuerdo bien). Saben lo que es eso?. Sí, es la absoluta primera fila y el asiento de mero en medio. Pocas veces el Diablo ha caido en tan mundanas reacciones, pero recuerdo que en esa ocasión si brinqué y grité de gusto, mientras algunas personas me volteban a ver con sorpresa y hasta temor. En eso regresó apresurado mi amigo y me dijo: “Vámonos corriendo porque ya va a empezar a tocar Pantera”. Sin decir nada, le mostré el boleto en mis manos (nunca lo solté), y me gritó: “Cómo conseguiste esto, no mames?”. En unos cuantos segundos le conté la historia y me dijo: “Eres un cagón, pero ya vámonos corriendo y nos vamos a meter por detras del escenario, pues hay mucha gente formada aún para entrar por las puertas”. Así entre corriendo al Palacio de los Deportes por el backstage y ví la monumental escenografía de los Kiss aún en penumbras, sin vida, esperando a que la electricidad (como al monstruo de Frankenstein), la reanimara. “It´s Alive, it´s alive”. A un lado de las primeras filas estaba mi hermano de pié, con una etiqueta de invitado pegada en el pecho y en esa condición no podía ocupar asiento alguno. Entonces pase frente a él y en silencio me observó entrar a tomar posesión del mejor lugar en la arena. Y como remate, llegué a mi lugar y justo frente a mi me encontré con la carota del Mike. El Mike era un amigo y compañero de la escuela que trabajaba en el infame escuadrón de seguridad de estos lugares y eventos. Entonces tras contarle también mi historia (por supuesto el Mike ya me había visto por ahí durante los dos días anteriores), solo caminó hasta la entrada de la fila y llamó a mi hermano para dejarlo entrar conmigo.

Durante el show de los Kiss, los lugares a nuestro lado fueron ocupados por el mencionado Phil Anselmo y un guarura. Anselmo andaba hasta la madre, disfrutando del show como la mayoría de los ahí presentes y se vaciaba los vasos de cerveza en la cabeza. Y durante muchos momentos, las cámaras nos enfocaban para proyectarnos en las pantallas gigantes y entonces todos mis amigos, repartidos en cualquier lugar del Palacio de los Deportes se cagaban de la risa, sorpresa y hasta envidia, pues me habían visto afuera del lugar y sin boleto. Hacia el final del concierto, cuando Paul Stanley rompe una supuesta guitarra (pues en realidad se trata de un cuerpo sin pastillas, ni cuerdas), se acercó a la orilla para evidentemente lanzarsela a Anselmo, la cual desde que volaba ya era manoteada y jaloneada por él y mi hermano. Y asi mientras ellos se trababan como perros, que les llega uno de los mencionados infames elementos de seguridad para arrebatárselas entre sarcaástics risotadas. Y cuando se encaminaba hacia unos de los extremos (muy contento con la guitarra bajo el brazo), fue interceptado por el guarura de Anselmo quien se la decomisó en un solo movimiento, para entregársela a su patrón. Una absoluta intervención divina.
Los detalles del concierto todos los conocen, pero solo les diré que alcanzar a ver como en la oscuridad, unos gueyes corren para amarrarle los cables en la espalda al Demonio (que no Diablo), puede acabar con los sueños de muchos Kissmaníacos. Y tener frente a ti a esa entidad salpicando sangre, es absolutamente otro pedo. Todo un momento en el rock. A la salida no me la acabé con todos, platicamos la historia muchas veces y fuí el rey de la noche.

Por supuesto que el boleto existe en mi poder y sin cortar, aún esta completo.


Kiss se presenta el martes 28 de septiembre en el Auditorio Banamex (ex – teatro Fundidora), de Monterrey, NuevoLeón, el jueves 30 de septiembre y viernes 01 de octubre en el Palacio de los Deportes de la ciudad de México y el sábado 02 de octubre en la Arena V.F.G. de Guadalajara, Jalisco y hasta este momento su diabólico servidor no tiene boleto para alguna de sus presentaciones. Tampoco se ha puesto en contacto conmigo Doc McGhee para invitarme de nuevo, pero si a alguien le sobra un boleto y no sabe a quien regalárselo, les informo que por acá son bien recibidos. Pero algo sí les puedo asegurar y es que por allá nos veremos.