Por supuesto que el Diablo Despierto no olvida esta evento y algunas palabras habría de dedicar el día de hoy.
Black
Sabbath en el Palacio de los Deportes
(Ciudad de México)
Noviembre
8, 1992.
Hoy se
cumplen veintiún años de que Black Sabbath se presentó en el Palacio de los
Deportes, de la Ciudad de México.
Con el
antecedente de la cancelación del concierto que se celebraría en San Luis
Potosí (originalmente sería en León, Guanajuato), el 28 de octubre de 1989.
Finalmente Black Sabbath tocaría en México en esta ocasión. El anuncio se hizo
de manera oficial, durante el segundo concierto que Iron Maiden presentó en el
Palacio de los Deportes (el 2 de octubre de 1992). Antes de que estos
comenzaran su actuación, en el sonido local lo anunciaban repetidamente. Y
recuerdo con mucho gusto que mis amigos se aguantaron las ganas de decirme y
prefirieron dejar que yo lo escuchara.
La gira era
la del disco “Dehumanizer” y se encontraba llegando a su final, lo cual hizo de
este un concierto muy afortunado (para nosotros) e inusual. Inusual porque las
bandas de rock, ya comenzaban a presentarse en América Latina y comúnmente lo
hacían organizando esas presentaciones en un mismo grupo de fechas. Y en esta
ocasión precisamente su paso por Brasil y Argentina, lo habían realizado a
principios de año como inicio de la gira. Pero nuestro turno se
concretó a su paso por el sur de los Estados Unidos, casi al final de la misma.
En esa
ocasión el 8 de noviembre de 1992 cayó en domingo y ese día,
con mi hermano y tres amigos más, nos apostamos a las afueras del hotel en el
que supuéstamente se hospedaría la banda. Y teníamos la idea firme de
conocerlos.
Ya muy
tarde y en aparente estado de derrota, decidimos regresar a casa, pues teníamos
que recoger los boletos para el esperado concierto, el cual estaba a unas
cuantas horas de llevarse a cabo. Y cuando nos encaminábamos hacia la salida,
quedamos paralizados al ver a Ronnie James Dio entrar al hotel. Como dije,
quedamos paralizados y Ronnie James Dio, el mismo ídolo que hasta entonces
veíamos en revistas mal impresas y en videos de mala calidad, se acerco a mi
hermano y le quitó todos los discos que traía en sus manos y los empezó a
autografiar. Mientras lo hacía nos decía: “Take it easy”.
En eso yo
me dirigí hacia Tony Iommi, quien se estaba registrando personalmente en el
hotel y mientras lo hacía saludé a Vinny Appice; quien me preguntaba por qué
estabamos tan nerviosos. Cuando le dije que era por la emoción de
conocerlos comenzó a reir. En ese momento Tony Iommi volteó y me saludó, y mientras firmaba
mis discos me preguntó lo mismo, que por qué estaba tan nervioso? Le contesté
lo mismo y mientras él sonreía, Appice se carcajeaba, dejándose caer en un
sillón.
Mientras
nos tomábamos fotos con todos ellos, en un absoluto lapsus pendejus de mi
parte, insistía en llamar “Glenn” a Geoff Nicholls, quien negaba con
la cabeza y me veía raro (por supuesto que mi confusión era por Glenn Hughes.) Y en ese
momento recordé que alguien me faltaba y era Geezer Butler, a quien perseguí
hasta el elevador. Lo alcancé y al pedir un autógrafo, me dijo que bajaría en
cinco minutos y nunca lo hizo.
El abridor
del concierto fue Luzbel, banda que también se encontraban en momento de reunión y el
concierto de esa noche fue uno de los de menor concurrencia en ese recinto (junto con los de Deep Purple, Ozzy Osbourne y
Duran Duran). Y como suele decirse, una ves que las tinieblas se apoderaron del
lugar, el poder hipnotizante de Black Sabbath nos llevó de viaje al más allá,
exactamente entre el Cielo y el Infierno. Cerrando los ojos parecía que
escuchábamos el disco “Live Evil”, pero con la diferencia de que ahora estábamos viviéndolo en carne
propia. De verdad que este era un sueño lejanamente acariciado por el sector melómano
pesado.
En un
escenario común y corriente, con una lona de fondo ilustrada con Henry (el demonio
alado que Geezer Butler ofreció como logotipo de la banda), fue
suficiente para recibir una homilía de oscuras ambientaciones y sonidos
extremadamente pesados a un volumen de verdad abrumador.
Para la mayoría de los asistentes, la experiencia en este tipo de eventos era poca aún. Sin embargo el tiempo ha confirmado que lo vivido en ese concierto, fue algo que pocas veces se ha vuelto a presentar en el tiempo que desde entonces ha pasado.
Para la mayoría de los asistentes, la experiencia en este tipo de eventos era poca aún. Sin embargo el tiempo ha confirmado que lo vivido en ese concierto, fue algo que pocas veces se ha vuelto a presentar en el tiempo que desde entonces ha pasado.
Una banda
madura en edad y facultades musicales, fue la que esa noche interpretó una
adecuada (pero nunca suficiente), selección de temas de su basta carrera
musical.
A veintiún años de distancia, el Diablo Despierto recuerda y comparte con gusto el primero de los aquelarres que el destino le agenció con Black Sabbath, y de los que espera poder seguir disfrutando.
Esto fue lo que escuchamos esa noche:
A veintiún años de distancia, el Diablo Despierto recuerda y comparte con gusto el primero de los aquelarres que el destino le agenció con Black Sabbath, y de los que espera poder seguir disfrutando.
Esto fue lo que escuchamos esa noche:
E5150
(Intro)
The Mob
Rules
Computer
God
Children of
the Sea
Time
Machine
War pigs
I
Die Young
Guitar Solo
Black
Sabbath
Bass solo
Master of
Insanity
After All
(The Dead)
Drum Solo
Iron Man
Heaven And
Hell
Encore:
Neon
Knights
Paranoid
Fluff
(música de fondo)
Las fotografías que ilustran esto, fueron tomadas por el Diablo Despierto, salvo donde si indica lo contrario.
3 comentarios:
Que suerte el haber conocido a Ronnie, gracias por regalarnos esas anecdotas
Ahí estuve , un excelente concierto con la voz mas potente del rock DIO
Fue algo increíble e inolvidable, también tuve el gusto de escuchar a mi banda favorita!
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