miércoles, 2 de abril de 2008

Ozzy Osbourne (Primera parte)


A ver, dejemos algo claro de una buena vez. Para su servidor la banda de rock más grande de la historia es y será Black Sabbath. No, no leyeron mal, lo que pasa es que los Beatles no entran en la competencia, sería injusto carajo! Los Beatles van más allá de ser una banda de rock.

Bueno, entonces Black Sabbath es la neta y por tanto, lo siento pero serán una referencia constante por estos territorios. Y más ahora que Ozzy Osbourne se aproxima de nuevo a nuestra ciudad.

Ozzy fue el vocalista de Black Sabbath de 1968 a 1979 y ya. Pero resulta que nunca fue un gran cantante y menos si tomamos en cuenta que sus contemporáneos fueron Ian Gillan de Deep Purple y Robert Plant de Led Zeppelin (por mencionar solo a los dos más representativos). Y como todos saben, desde joven fue toda una fichita, cuya inestabilidad lo llevó a ser carnicero, enterrador, probador de claxons para auto y ladrón. Y con el gusanito de la música (bajo el influjo de los Beatles por supuesto), colocó un letrero en la tienda de música de la localidad: “Ozzy Zig need´s a gig” (“Ozzy Zig necesita tocada”). Dicho anuncio fue atendido ni más ni menos que por Tony Iommi (presentémoslo pues por primera y única ocasión: Guitarrista y perpetrador de Black Sabbath), quien para desgracia de Ozzy era el mismo malandrín que lo traía asoleado en la escuela. Desde entonces al lado de Bill Ward, el baterista de la banda, Ozzy se avocó a llevar su vida al máximo, con auténtico sexo, drogas y rock and roll. Esa fue su ocupación durante la década de los setenta.

Se que si lo dejamos así, suena muy frío e injusto para Ozzy. Porque también negar su relevancia sería hasta estúpido. Su carisma sobre el escenario y su inigualable timbre de voz, hicieron de él una referencia absoluta para el rock pesado y para la música en general durante la década de los setenta. Y por supuesto que fue parte esencial del sonido y la imagen de Black Sabbath, con los que cimentó la leyenda del cuarteto de Birmingham, Inglaterra. Pero hacia finales de 1979 lo botaron de la banda (debido a sus problemas con las drogas y el alcohol y su desinterés en la banda), y cuando parecía que su carrera había terminado, llegó a su vida el suceso más relevante desde que Iommi lo recluto como cantante de Sabbath.

Sharon la hija de Don Arden, uno de sus ex -manejadores en Black Sabbath, fue enviada a buscar a Ozzy para ciertos trámites. Y lo que encontró al llegar a su departamento, fue una absoluta piltrafa. En ese momento decidió ser la manejadora del tipo que se encontraba ahí, en el piso ahogado de borracho y juró que volvería a hacer de él una absoluta estrella de rock.

Después de eso, todo fue historia. A partir de 1980 ha realizado una colección musical, digna de toda una leyenda del rock. Se convirtió en ícono heavymetalero, que si bien ya lo era, ahora lo logró conquistando por completo al poderoso mercado norteamericano. Su imagen se convirtió en sinónimo de la locura sobre el escenario y siempre se ha rodeado de músicos excepcionales. Sus dos primeros discos como solista: “Blizzard of Ozz” y “Diary of a Madman”, son obras maestras absolutas, en las que supieron (así en plural, debido a la omnipresencia de Sharon), explotar el genio del malogrado guitarrista Randy Rhoads., quien murió en un accidente aéreo en 1982. Tras este descalabro, por la banda de Ozzy ha desfilado toda una pléyade de guitarristas de primer nivel, entre los que se encuentran Jake E. Lee y Zakk Wylde, siendo este último el que más ha durado a su lado. Con todos ellos ha despachado millones de discos y sus giras continúan vendiendo boletos como bolillos calientes (ejem, bueno… excepto en México). Sin embargo, luego de grabar uno de su disco más exitoso, “No More Tears”, en 1992 anuncia que se retira de los escenarios. Y para las dos fechas finales de la gira presenta a Black Sabbath (hasta la fecha sus enemigos más acérrimos), como invitados especiales. Dichos conciertos marcaron un referente, para la historia de ambas entidades musicales. Ante tal evento, Ronnie James Dio, quien se encontraba finalizando la gira de su reencuentro con Sabbath, los manda al carajo y para esos dos conciertos lo sustituyen con Rob Halford de Judas Priest. Como era de esperarse, al cierre del concierto se reúne para una breve presentación el Black Sabbath original.


Tras dicha alineación de los planetas, como era de esperarse Black Sabbath se reunió formalmente y volvieron por la corona metalera que siempre vieron de lejecitos.

Pero para entonces, alrededor de Ozzy ya habría todo un mecanismo de mercadotecnia impresionante, que comenzaría a pasar por encima de quien fuera necesario, con tal de declararlo soberano Príncipe de las tinieblas. O bueno, al menos eso dicen ellos.

Hasta aquí esta primer entrega del ahora espurio metalero. Y en la siguiente (que haré lo posible porque esté lista antes de su concierto en el Foro Sol), terminaremos de sacarle sus trapitos a la luna.

3 comentarios:

arcgabriel dijo...

Brother:
Sin estar completamente seguro, creo que alguna vez nos topamos en el puesto de Arthur, en la Lagunilla, ya lo corroborarè con Juan Heladio que tambièn es mi amigo de la infancia, de cualquier forma disfrutè mucho tu post de Ozzy.

Te dejo un saludo desde las alturas de literatura.

Chico Migraña dijo...

¿Espurio metalero?
Urge esa segunda parte.

De norte a sur, de este a oeste, defenderemos a Ozzy, cueste lo que cueste jajaaj.

Vientos Howdy.

Diablo Despierto dijo...

Gracias por sus comentarios.

Arcgabriel: Es muy probable lo que dices, pues el buen Arturo es un gran amigo. Y pídele a Juán que te cuente de nuestra amistad de la infancia, pues es una broma local. No soy tan viejo aún, ja, ja, ja.

Migraña: Luego, luego al tiro, ja, ja, ja. Ya me enmendaré con el Ozzycón. Sabes que se le respeta al cabrón.