Sin embargo, me parece que para el cinéfilo, imaginar a la cinematografía sin la música de Ennio Morricone es literalmente imposible. Inclusive, si de mí dependiera mandar una zonda espacial, con ejemplos de lo que se hace por acá. Mandaría un video con el clip de “El Bueno, el Malo y el Feo” de Sergio Leone, en el que se escucha “El Éxtasis del Oro”, del maestro italiano.
Y es que hace unos días se llevó a cabo en el Auditorio Nacional de la ciudad de México, un evento sin precedentes. Ennio Morricone se presentó dirigiendo a la Roma Sinfonietta (orquesta), con la que interpretó “Musica Per Il Cinema”. La selección para esa noche incluyó diversas suites, conformadas por temas de películas como “Los Intocables”, “Érase una ves en América” y “La Misión”, por mencionar a las más populares. Sin embargo, el momento en que se empezó a escuchar “El Bueno, el Malo y el Feo”, el suspiro de cerca de diez mil personas fue estremecedor.
Previo al evento, mi amigo Ponchito, que en realidad no se llama Ponchito, pero que para salvaguardar su integridad decidí mantener su identidad encubierta con este alias (algo que haré constantemente, salvo el caso de personajes cuya popularidad es vasta, como es el caso de Juan Heladio, mi amigo de la infancia), tuvo a bien prevenirme y de muy buena fe me dijo: “… oye, pero ese concierto no tiene nada que ver con el rock. Y te advierto que puede ser pesado y demandante. Estarás preparado? No te vayas a aburrir. Y además será conveniente que vayas vestido de manera… er, adecuada, por llamarlo de alguna manera”. Ponchito es una persona muy refinada y en cuanto a cine se refiere es muy especial. Se prende grueso con las películas de animales. En una ocasión lo desalojaron del cine Lindavista acusándolo de perverso. Esa tarde proyectaban en programa doble “Babe, el puerquito valiente” y “El Perro Bombero”. Así es, su preferencia no es la zoofilia, sino las películas de animalitos. De hecho se encuentra en la revisión de su libro de próxima publicación: “Cine de animalitos- Análisis cinematográfico y su filosofía”. En serio.
La cosa es que esa noche el respetable sí supo comportarse, casi. Y es que a grito pelón, una señora de plano no se aguantó y le pidió al maestro: “Paradiso!” y la verdad es que mucha gente la apoyó, aunque al menos en el programa no estaba incluida. Para el encore, de manera sublime, Morricone regreso como que con más decisión y repitieron “El Éxtasis del Oro”, por algo ha de ser. Y para el segundo encore se aventaron una que la verdad no conozco. Pero prendió tanto al público, que puedo creer que quizás se trataba de la mencionada “Paradiso”. Y ustedes disculpen pero como “Cinema Paradiso” no me conmovió precisamente, pues no la recuerdo muy bien. Para entonces ya abiertamente en plan villamelón, mucha gente bien prendida llevó el ritmo con las palmas lo cual me preocupó un poco, pues sí esperaba que el maestro se encabronara e interrumpiera la pieza abruptamente. Y es que hace como dos meses, el Estrella de la Mañana se aventó el tiro de entrevistarlo y les puedo decir que quizás sea por la edad, pero Morricone ya raya en lo… especial, por no decir mamón. Cuando le preguntó acerca de su trabajo al lado de Morrisey, se emputó y le dijo que de eso no quería hablar. En fin, a estas alturas y con ese historial se le perdona todo. Y lo digo en serio y no de dientes para afuera.
Esa noche, sin pantalla de por medio, muchas imágenes activaron la memoria y en repetidas ocasiones nos helaron la sangre. Eso pasa cuando el cine deja de ser mero entretenimiento y pasa a ser un elemento más en la dieta básica de las emociones.
A colofón dos comentarios:
1) Antes de que comenzara el concierto, una cuadrilla de mutiladores arrancaba una hoja del programa de mano. Y con el plan bien trazado, el estrella de la Mañana se lanzó durante el intermedio, a buscar algunos de esos preciados ejemplares. Y con ellos en su poder se fue a pepenar los botes de basura, en busca de alguna de las hojas misteriosas. Sí la encontró y revisando el caso, parece que de último momento los promotores tuvieron alguna dificultad con uno de los patrocinadores: Playboy. Lo estúpido del caso es que en la hoja mutilada, por un lado aparece la publicidad de la revista en cuestión. Pero por el otro se encuentra precisamente la biografía de Ennio Morricone! Dios mío perdónalos, no sabían lo que hacían!
2) Le consulté al Estrella de la Mañana y me dice que también desconoce cual fue la pieza que interpretaron al final del concierto. Pero que no fue “Paradiso”.
Esa noche, sin pantalla de por medio, muchas imágenes activaron la memoria y en repetidas ocasiones nos helaron la sangre. Eso pasa cuando el cine deja de ser mero entretenimiento y pasa a ser un elemento más en la dieta básica de las emociones.
A colofón dos comentarios:
1) Antes de que comenzara el concierto, una cuadrilla de mutiladores arrancaba una hoja del programa de mano. Y con el plan bien trazado, el estrella de la Mañana se lanzó durante el intermedio, a buscar algunos de esos preciados ejemplares. Y con ellos en su poder se fue a pepenar los botes de basura, en busca de alguna de las hojas misteriosas. Sí la encontró y revisando el caso, parece que de último momento los promotores tuvieron alguna dificultad con uno de los patrocinadores: Playboy. Lo estúpido del caso es que en la hoja mutilada, por un lado aparece la publicidad de la revista en cuestión. Pero por el otro se encuentra precisamente la biografía de Ennio Morricone! Dios mío perdónalos, no sabían lo que hacían!
2) Le consulté al Estrella de la Mañana y me dice que también desconoce cual fue la pieza que interpretaron al final del concierto. Pero que no fue “Paradiso”.
5 comentarios:
¿Qué no hay alguien que el nombre de Ennio Morricone les diga algo?
Se me hace que les da hasta flojera leer el texto, porque el signore no toca en paracotorrearcontuscuatescomiendocochinitapibil o algo así. Qué lástima.
Gracias por el monitoreo mi diablo, debìo estar de agasajo, solo me extraña que su bioètico amigo de la infancìa no se lanzara. Yo no le doy tan buena tinta como quisiera al maestro Ennio ni a los soundtrack, pero bien me hubiera gustado ir por cultura general.
SALUDOS.
Estarás de acuerdo conmigo en que ASESINATOS EN OXFORD es basura innecesaria, desde una perspectiva española. No es ni el humor, ni la extravagancia, truculencia, mugre, ambientes cutre que caracterizan a ALEX DE LA IGLESIA. Qué padre ver a John Hurt y la amada Londres y Oford; a la buenérrima LEONORA WATLIG, pero ¡qué pinche película tan innecesaria!
Howdy, ¿donde se te puede escribir?
Si es posible mándame la respuesta a:
ValhallaWarrior@hotmail.com
Saludos
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